lunes, 7 de junio de 2010

J.F. Nash

Si pienso que ciertos bucles curvan la rectitud de las brújulas y viran sin fin el norte, mañana será cosa de ayer.
Si digo que ciertos bucles destronan al sol frente a su séquito de girasoles y con su paso agitan las hojas, mañana serán palabras de otra boca.
Pero si escribo que ciertos bucles horadan los muros más gruesos, resquebrajan las torres más altas y siembran la inquietud en el caos, mañana...mañana no pasará nada, porque este es mi juego y estas son mis reglas.

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