Si digo que ciertos bucles destronan al sol frente a su séquito de girasoles y con su paso agitan las hojas, mañana serán palabras de otra boca.
Pero si escribo que ciertos bucles horadan los muros más gruesos, resquebrajan las torres más altas y siembran la inquietud en el caos, mañana...mañana no pasará nada, porque este es mi juego y estas son mis reglas.
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