Claro, hay días blancos, y días de lluvia y días de extraperlo por el calendario. Días en los cuales todas las fuentes están fuera de servicio. Aunque también hay días de sangre y barro que arañan hasta sonrisas en el rostro...y yo que todo lo sé, pero que a ratos puedo apagar la voz que, con poderoso resorte, resuena cuanto más vivo entre paredes, y a ratos me sobra el silencio, que atento escucha, y la calma, que de sobresaltos no entiende.
Todo esto me recuerda a cuando descubrí que nunca jamás quedaba demasiado lejos...
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