jueves, 29 de abril de 2010

Poco me... 8 de Abr, a las 18:13


Repartiremos el pastel en tantos trozos como sea posible, pues más vale que sobre a que falte, sin escatimar en gastos, en juegos de ego y escaramuzas de vanidades. Una oportunidad para el azúcar, la canela y la guinda. Una mala cocción pasa factura, así pues, con constancia pero sin pausa, removamos los bajos fondos, sacando a flote toda la pulpa, todo lo que se esconde bajo pompas de aire y galerías, no de metro. O a lo mejor, sí es un metro, o un palmo, o un me empalmo, o la concha de la lora o la eterna búsqueda de la re-afirmación, o la re-solución de los problemas que de la nada se hacen, o la re, re o la, la reo, o ella, que es esclava de una condena que no eligió, reo de un devenir que tan pronto como palpó curvas erectas, la obligó a sin más, dejar de discernir entre lo que no y lo que sí. Si de moralidades se tratase, ella se las apaña bien con el contoneo fino de sus caderas, de la sensualidad hecha gestos y el elaborado arte de humedecer los labios. De erizar el pelo, con maestría, elegancia y un atisbo de salvajismo autodestructivo que engaña a la razón, no sé nada si no es a raíz de oler su piel, deporte que practico en los días de lluvia, de sol, de granizo y de vete tú a saber que más inclemencias. Pero sin duda, la perfección se alcanza cuando el telón se alza, con un, mira, sí, o un mírote a los ojos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario