sábado, 8 de mayo de 2010

Otra forma de observar la naturaleza

Dos niños, una tarde de sábado, una botella vacía y una fuente que no para de manar agua.
Veo dos chicos cuya edad no llega a la decena, jugueteando con una botella de cruzcampo vacía. A sus pies, la tierra que se mezcla con el agua que cae de la fuente, cobra vida, o por lo menos, lleva las de ser la nueva habitante de la lavadora de casa...Su aburrimiento los lleva a hacer coincidir el caño de agua con la botella, de manera que ésta se llene. Podría decir que ante la atenta mirada de papá, pero este juguetea en un banco con mamá, así que no es hasta el momento en que los pantalones de los niños dejan de ser vaqueros para volverse marrones, cuando el engominado individuo se percata de las tribulaciones de sus infantes y recurre a la tan típica: "¿Qué hacéis?" A lo que sus vástagos responde: "Llenamos la botella para evitar que siga derrochando agua, papá" Con la consiguiente respuesta de quien no sabe que ha traído al mundo a dos greenpacificadores y no dos ases del balón: "Pero, ¿No veis que por mucho que lo impidáis, va a seguir cayendo agua?

Sin duda, los dos cachorros se entregan a una causa perdida. Ahora bien, ¿Saben que es una causa perdida, y a pesar de ello, ponen sus manos, su sudor, y sus vaqueros a disposición de una buena causa?¿Acaso no han oído a su padre, y desconocen que lo que hacen carece de sentido?¿Saben que lucha por una causa perdida, pero aún así, van a autorealizarse y justificar su existencia durante ese rato de aburrimiento que tienen, llevando a cabo la tarea que, creen, les ha sido encomendada?

¿Se cansan porque lo sienten como un deber, porque ignoran o porque así se sienten bien consigo mismo?

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