martes, 18 de mayo de 2010

Silogismo II

Marco perdió la apuesta. Colgó su zurrón, su suerte de chaleco salvavidas y su gorro de diseño italiano en un clavo de los que inundan las paredes. Los colgó junto a, en fin, junto a su infancia e inocencia. Ya no tiene mono porque olvidó matricularse en clase de inglés, y no supo distinguir entre las connotaciones de "have", "to be" or "not to be", that is the question. Se pregunta a diario cómo descuidó tanto su forma y en qué momento se tornó anguloso y rectangular, que no cuadrado, pues le va más el rollo paronámico. Ya no sabe de perros, ovejas, ovejos o vejar a nadie, y no porque no se encuentre en una cómoda perspectiva, pues aún pudiéndoselo permitir, nunca ha pasado por ese alma de artista que encierra llevar a cabo tales acciones. No hay brillos ligeros del que se dice ha de estar en un museo, pues el impío sabe de pinceladas y no deja ver sino lo que quiera que sea visto. Por último, debo deciros que marco no es negro, está satinado de tanta exposición a la vida pública y pide a gritos un barniz. Marco encierra el arte. Marco es el arte. Marco guarda todos los cuadros de mi casa. Mi casa está llena de marcos.

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